lunes, 6 de diciembre de 2010

despues de las doce se acava el encanto de cenicienta. cap.54

-¿Y esa repentina salida?


-eso, no quiero hablar del tema por el momento, no quiero saber de ninguna fiesta así que ¿dónde me llevas?

-mmm.....…complacerte será difícil

-llévame a la mejor azotea del DF

-¿quieres un poco de vino blanco también?

-no te burles de mi David, soy diferente a la pobre tonta de hace un año

-no lo dudo Marjorie

-y donde podré ver las estrellas en pleno d.f

-venga te llevare a un lugar-.subimos al auto, durante el camino pensaba que me sacaría de la ciudad pero no fue así, se metió al centro y anduvo dando vueltas como si no supiera si llevarme o no al lugar mientras yo todo el camino pensaba la forma sutil de encantarle

-Espero pares en algún lugar esto ya me mareo.

-a jajá, lo siento es que me he quedado pensando, Ya pasa de la media noche así que ¡feliz cumpleaños!

-en realidad es hasta las tres de la madrugada asi que falta un ratito para que cumpla años.

-en ese caso esperaremos, aqui es..-.dijo aparcando frente a un eficicio moderno, con un letrero enorme.

-¿un museo?

-pensé que te gustaban las emociones fuertes

-si claro, entrar en un museo de madrugada es tan fuerte-.como buen caballero abrió mi puerta, sostuvo mi mano

-aquí es donde te enamoras de mi-.dijo en forma de burla ante esa situación de película, yo solo le mire-. A que si te has enamorado he…

-jajá, camina.

Mientras yo no miraba el abrió la reja del museo, o al menos eso creía que era.

-sube, por aquí-. Dijo señalando una escalera altísima de fierro que no lucia nada confiable

-¿esto me aguantara? David estamos invadiendo propiedad privada y estoy segura que si llega la poli el alcoholímetro nos delata

-claro, claro pero eso no pasara anda sube.

Era cierto la vista era muy buena y lo suficientemente alta como para sentir el vértigo en las plantas de los pies como hormigas o tal vez sean los nervios de estar con él, me pare recargada al barandal del edificio, era como si hubiera empezado todo de nuevo excepto por que yo ya no era la misma

-es perfecto para jugar.

-¿jugar, marjorie?

Pegue un grito, sacando todo, no quería estar ahí con él, pensando en todo y nada quería gritarlo todo, sentí el aire en mi garganta, sentí como mi vena se salto en mi cuello, después lo pude escuchar a él también gritar…la garganta seca y con una ganas inmensa de estar con él, pero no quería que fuera como la primera vez no quería que él se arrepintiera o yo sentirme tonta.

-¿quieres seguir jugando David?

-sí, me ha gustado lo de gritar excepto por qué tal vez mañana estemos roncos.

-Jajaja, te diré las reglas del juego entonces-. Espere a tener toda su atención que escuchara lo que diría.- Cerrare los ojos… y contare hasta tres, cuando los abra te besare si aun sigues aquí parado, así tendrás la oportunidad de irte o besarme.

Apenas me podía creer su cara, trataba de encontrar algo que le dijera que se fuera pero yo no se lo daría…cerré los ojos y empecé el juego.

-¡UNO!... ¡DOS!....-. Sé que aun está ahí parado viéndome fijamente- ¡TRES!....













-¡Leah! ¡Despierta!-. Leah estaba dormida en una fila de sillas con un montón de sacos encima ya es demasiado tarde para ella aunque para nosotros la fiesta apenas empieza cuando llega la policía federal

-que pasa, que hace toda la gente corriendo-

-corre también antes que nos agarren-.corrimos a la salida trasera cogiendo el primer taxi…que nos dejo en un bar cercano para poder pasar el susto.

-¿Qué ha sido todo eso?

-redada Leah

-dios, en ese caso sírveme algo fuerte barman

Empezamos a beber yo por segunda vez y Leah apenas empezando jamás le había visto ebria vaya que lucía hermosa….

-¿nos vamos?

-o Santi pero si apenas empezamos-

-no, yo creo que nos vamos anda-.la tome por la cintura para salir del bar

-quítame estas botas ¡YA!

-jura que tus pies no huelen

-juro que no vomitare encima de ti amor.

-¿amor? Vaya si estas ebria-. Se tiro en la acera y empecé a sacarle las botas.

-¡taxi!-. Grito al ver un taxi pasar por la calle-

-al bulevar dos, calle cielo por favor-.

-son de aquí-.pregunto el taxista

-no somos de Culiacán-. Contesto Leah a quien se le notaba su estado

-espero se diviertan bastante-. El sonido de los seguros me desconcertó un momento después comprendí lo que sucedía nosotros no llegaríamos a la calle cielo, no por el momento.





Apenas si puedo cerrar la puerta….

-me pones muy caliente

-a mi me pones mas-. Empecé a desabotonarme la camisa para dejarla tirada en el baño

-y eso que apenas me conoces de hace cinco minutos, mientras te prendia el cigarro.

Ahora si puedo sentir mi miembro funcionando, lo siento hinchado…

-¡MIERDA! ¡MIERDA!

-¡que, le pasa a tu pene Daniel!

-¡duele!

La puerta sonó….

-¡policía federal!

-cállate-.dijo mi compañero en voz baja tapándome la boca

Apenas si me puse los pantalones, abrí la puerta desconcertando al policía que atrapo a mi recién conocido dejando que yo escapara en el edificio ya no había casi nadie apenas si logro ver correr a pía con unas botellas en la mano…

Mi miembro duele demasiado y yo que no conozco este lugar le marco a pía a Marian a Bass a Santiago a Leah y por desgracia nadie contesta

-¡taxi!

-¿a dónde joven?

-al hospital más cercano

Cuando llegue el dolor en mi miembro era exagerado la enfermera me de urgencias no me decía nada solo se encargo de sacar el alcohol y la droga de mi cuerpo antes que nada

Una hora después llego el doctor, que no esta nada mal pero a quien se le ocurre fijarse en eso cuando tiene el pene hinchado.

-que es lo que le pasa a mi pene ¡maldición! ¡Duele!

-lo que tiene tu pene es priapismo, te vamos a medicar y si sede en unas horas te podrás ir-. Mierda tengo el pene hinchado, estoy en otra ciudad, solo, sin sexo y aparte con el miembro jodido.







Apenas si logre salir de la fiesta, perdí a pía... ¡Ahora que hago! me tumbo en la acera y me prendo un cigarro a esperar que a un puto taxi se le ocurra pasar por aqui.

-¿estas bien?-. Pregunto un joven que recién había bajado de un taxi en la acera

-claro yo solo estoy perdida.

-solo eso eh, pues mucho gusto soy Daniel Havok

-Me has dicho Havok?

-se que el apellido pesa, pero no sabía que en otras ciudades también

-¿cómo has sabido que no soy de aquí?-. Solo me tomo un segundo comprender ¡acento!

-tu acento es del norte

-ya claro es que yo soy de Sinaloa y allá hay una familia Havok.

-¿te gustaría ir algún lado?

-¡claro!

Nos montamos en un taxi, y empezó a hablarme al oído, por lo visto esta noche me olvido de mi jardinero y de mi león enjaulado







-¡abajo niños ricos!-. Grito el taxista al abrir la puerta, Leah venia casi dormida así que eh tenido que bajar a empujones.

-¡ya va hermano, no tengo mucho efectivo!

-dame lo que tengas-. Volvió a grita solo que esta vez con un arma, ¡adiós efecto de las drogas!

-Santi, quien es este ¡gordolobo!

-Leah calla.

-dame lo que llevas puesto niñato

-¿qué?-. Al comprobar que no bromeaba me saque la ropa al igual que los zapatos, quedando en bóxer y calcetas con Leah sobre la cajuela del taxi.

-¡ahora lo de ella a mi novia le fascinará ese abrigo!

-bromeas verdad cabron?

-¡no! Ahora

-wey pero ni la he desvestido nunca y mira esta ebria y hace frio

-sin olvidar que caminaran un rato hasta hallar un taxi-. Dijo el taxista calvo y cabron

Le quite el abrigo a Leah claro esta empezó a balbucear cosas como, pendejo, suelta, sucio, loco e idiota, lo bueno de estar pedo es que por la mañana no recuerdas nada.

-venga dame aunque sea algo para taparla o le dará algo.

-te puedes quedar con tu saco-. El taxista tiro el saco y se metió en el carro y se marcho así como si nada.

-¡Leah! ¿Estás bien cariño?

-no…- Leah se agacho y apenas si pude sostener su cabello para que no se mojara con su vomito…

-venga tenemos que irnos de aquí antes que un loco llegue a violarnos.

Caminamos un buen rato ella aun iba mareada pero al parecer la vomitada sirvió, las calles estaban vacías lo único que veíamos eran vagabundos y esta de locos andar semidesnudos en la calle mas por que cuando pasábamos por calles con prostitutas ellas se me aventaban a mi, lo se de locos pero así son las cosas conmigo “cuando quiera con quien quiera”

-¡Santiago, mira lo que encontré!-.Leah apenas si podía mantener una charla tenia un billete de doscientos en sus manos.

-¿donde lo encontraste?

-estaba en la bolsa del saco-

-prefecto, mira comprare algo para que tomes antes de que te deshidrates.

Santiago se metió en una tienda las 24 horas, yo creo que ya son como las cuatro de la mañana o las tres, aun estoy que me da vueltas la cabeza y no logro entender bien porque carajos voy desnuda por las calles, si mi madre me viera me mataría y después le cortaría las bolas a Santiago, Santiago compro coca cola, lo que se ocupa para una recuperación inmediata, venia charlando con un tipo que le dio un cigarrillo y se lo prendió al parecer no solo con las mujeres tiene pegue.

-¿ese tipo te tiraba el rollo?

-no solo me ha dado un cigarrillo bueno dos, veo que estas mejor.

-si volví a vomitar-.dije señalando el charco en un árbol

-eres una cochina Leah.

-dame de esa coca.

-sigamos, hay que encontrar un taxi para volver al departamento, cuídame esto-. Dijo Santiago extendiéndome su cigarro, fue inevitable no tratar de fumar, así que le jale pero fue demasiado, empecé a toser…


-sabe asqueroso.

-¡no fumes!

-igual sabe del…culo-. Seguimos caminando hasta que encontramos un taxi para montarlos en el, dentro de me acurruque en Santiago.

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