domingo, 21 de noviembre de 2010

que es una cita, sin un poco de emocion. cap.49

-que sorpresa, ¿qué paso Leah?- contesto Santiago desde el otro lado del teléfono.


-ah nada solo te hablo para ver si quieres salir, estoy aburrida.

-¿y adonde quieres ir?

-ya veras, ¿paso por ti?

-sí pero dime a donde vamos.

-en 10 minutos llego.

Cuando llego por el ahí está en la banca fuera de su casa esperándome mientras se fuma un cigarro, se sube al carro y me saluda con un beso, se siente raro ser su novia, ya llevamos casi el mes y aun no me acostumbro , paramos en el supermercado.

-a que venimos aquí, espero no sea aquí la cita.

-Jajaja, tan graciosos tu.-caminamos hasta encontrar el pasillo donde estaba lo que yo buscaba.

-¿pintura en aerosol? ¿De verdad? Saldremos a rayar la ciudad.

-sí, he visto una casa maravillosa merece que yo dibuje un elefante en ella.

-oh…mi novia es tan chola.

-Jajaja búrlate todo lo que quieras terminaras rayando.-

-no he dicho lo contrario.- después de pagar las pinturas y salir del supermercado llegamos a la casa que estaba frente a una glorieta en una colonia de ricos, empecé a dar vuelta a esta glorieta estaba nerviosa y en una de las casas vecinas estaba una señora.

-esa señora nos observa.

-claro como no lo va hacer si estás dando vuelta a una glorieta.- ni siquiera lo había notado.

-claro, bajemos entonces.- dije mientras estacionaba el carro.- ¡Baja tu las latas!

-claro si nos atrapan que me metan a mí al bote.

-¿Qué la cárcel?

-claro cariño no sabes que esto es delito.-dijo mientras se metía a la casa blanca y grande abandonada.

-¡Mierda! Ya no sé si quiero hacer esto.

-vamos ya estamos aquí.

Cada rayón que daba el lo estropeaba, si hacía con corazón él lo tachaba…

-¿qué es lo que dibujas? ¿Acaso es un elefante?

-siempre tan listo, no lo vayas a rayar.

-Jajaja ok y como pretendes hacer las orejas si no alcanzas.

-pues a que crees que has venido anda cárgame- lo único que faltaba en el elefante eran las grandes orejas, me subí en sus hombros y las dibuje, claro el ya estaba rayando el culo de mi elefante.

-¿te gusta? Es un asterisco.

-¡JAJA, no!-escuchamos ruido alguien venia subiendo las escaleras, Santiago me bajo despacio, metió la mano en su bolsillo y me aparto para taparme, ¡me cago! Dos tipos aparecieron con unas caguamas en la mano-

-¡Mira si tenemos amigos!-dijo uno de ellos que llevaba la ceja afeitada y aretes en la oreja simulando diamantes.

-solo déjennos pasar y nos iremos.

-para que irse si nosotros a penas vamos llegando niño rico.- tomo su caguama y la estrello contra la pared, siento que el corazón me palpita a mil, meto las manos a mi bolsa ahí están las llaves del carro, espero que pueda correr antes que esto empeore, Santiago saca de su bolsa una navaja es enorme, no sabía que tuviera una, el tipo se le deja venir con la botella rota, Santiago solo se mueve a un lado sin soltarme me siento torpe.

-¡CORRE!-grita Santiago, yo solo me dedico a correr sin tropezar en las escaleras, abro el auto y me meto en él lo prendo Santiago aun no baja, ¡mierda! Sale corriendo de la casa con sangre en la cara y manos, con los dos tipos tras de él, pero eso no me preocupa si no el hecho de tener la navaja llena de sangre…

-¿Qué paso? ¿Estás bien?

-me he tenido que defender y le pegue un navajazo en el abdomen.

-estás loco, de donde sacaste eso.

-se la robe a un militar.

-¡Mierda Santiago!

-¡maneja a mi casa sin pararte!

Sin duda la mejor cita que he tenido…

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