viernes, 17 de septiembre de 2010

mi año. cap.17

Después de la ida al bar, Isabel no quiso saber nada de Carlos, lo que entiendo perfectamente, yo tampoco quiero saber nada de él; la cafetería es un relajo, es un atasque de personas y aun no nos entregan lo que hemos pedido: una orden de chilaquiles, un sándwich y una orden de enchiladas, de repente las huecas de la escuela ponen cara de idiotas, como si estuvieran viendo al mismísimo Edward Cullen, entrando por la cafetería de San Nicholas, pero no, no es él quien alborotó las hormonas, si no, un tipo alto, delgado, pelo chino, con pantalones tumbados como de cholo, gorra plana, un look muy californiano, era obvio que era nuevo, no llevaba aún el uniforme.


El Titán, nuestro famoso Titán venía detrás de él, ese hombre si que es grande, y no lo digo porque sea famoso, o tenga mucho dinero, sino que de verdad su cuerpo es enorme; supongo que es amigo del nuevo, que por cierto tiene cara de mamón.

-Qué bueno que te decidiste a venir Santiago, después de lo sucedido pensé que este año no entrarías.

-Pues ya llevo un mes y medio de atraso.

-Bueno si, pero eres inteligente, no creo que te afecte, y veras que aquí hay muchas cosas con que distraerse.- Al mismo tiempo en que Titán me señalaba un par de chicas.

-Oye Titán Darío me dijo que tenía unos amigos aquí en el San Nicholas, ¿tú sabes quiénes son?

-De la misma calaña que Darío, es Roberto y un par de chicas de primero, creo que una es su novia y las otras dos amigas de ella, de hecho son esas que están ahí paradas.-Dijo señalando a tres chicas, una con el pelo completamente azul que se nota que no está muy completa y seguro es la novia de Roberto, otra de pelo castaño muy guapa por cierto y una morena muy buena.

-Y que mi Santiago, ¿ves algo que te guste?

-No, la verdad no, estoy acostumbrado a las rubias de ojo azul.

-Se me olvidaba que habías vivido en Seattle.

-Hay mi Titán presiento que este será mi año o al menos eso espero.



Saltillo, Coahuila.

-Ya me tienes harta mamá, si sigues enfadándome con lo mismo, me voy a ir con mi papá.

-Pues deberías de irte.

-Pues fíjate que ganas no me faltan.- Dije gritando y azotándole la puerta en la cara, mi madre estaba desquiciada, insistía en que conociera a su novio, aunque yo la verdad no le veo el caso, si mi madre quiere estar con ese hombre, pues que este, pero que a mí no me meta.

-¡Leah! – Gritó mi mamá desde el otro lado de mi puerta.- Pobre de ti que tomes ese teléfono para marcarle a tu papá.

-¡Ya déjame en paz!

-Ya te advertí, no puedes estar marcando de larga distancia, eso cuesta.

Después de un rato mi mamá se cansó de estarme gritoneando del otro lado de la puerta, ya es hora de que le marque a mi papá. Le marqué y el teléfono sonó y sonó, hasta que él me contestó.

-Papá, ya no aguanto a mi mamá, se la pasa gritoneándome, que por qué quiere que conviva con este tal Jorge, tu sabes que a mí me da igual si andan o no, digo, es muy su rollo ¿no? ¿Papá, que pasaría si te pido que me lleves a vivir contigo a Culiacán?

De pronto mi papá empezó a llorar del otro lado de la bocina, me ha dicho que puedo irme con él cuando quiera, el tiempo que quiera, juro que nunca había escuchado a mi papá llorar, mucho menos lo he visto, ya es tarde, me ha mandado a dormir, así que le he colgado. Mañana es un día más en el San Nicholas, yo ya estoy decidida, hace un mes que pedí mi transferencia al campus Culiacán.

Ya en la tarde…

Tengo mi maleta hecha y mi boleto en la mano, ahora lo único que falta es decirle a mi madre que ahora si de verdad me voy.

-Mamá, a las 8 sale mi vuelo para Culiacán, me voy a ir con mi padre una temporada.- Sus ojos estaban como platos, de verdad no se creía lo que estaba diciendo.

-Tú no vas a salir de esta casa, ¿qué te crees? ¿Que es muy fácil? ¿Qué te puedes ir en cuanto algo no te guste?

-Mamá, lo siento, esta relación es insostenible, y de verdad, ya no quiero hacerte daño a ti ni a mí, aparte no te vas a quedar sola, mis hermanos están aquí.

-¿Y que vas a hacer con la escuela?, ¿la vas a dejar?

-Claro que no, hace un mes que pedí mi transferencia al campus de allá.

-Mira Leah, haz lo que quieras.- Y así fue, me monte en el avión rumbo a Culiacán.

Después de ver a mi papá recibiéndome con una gran sonrisa supe que este sería un buen año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario